Aquí,en un invierno que mezquina su nieve,por suerte!!,porque te imaginarás si nosotros tres estamos en una "cuarentena"por así decirlo,no sería capaz de palear la nieve de la entrada de casa si ni siquiera puedo tener la casa ordenada,pero no hay apuros,Mr.Perfección no esta.En realidad no se cuanto va a durar esta etapa gripal que nos afectó a todos sin compasión y bastante fuerte.Solo nos queda reposar sin lamentar,para ello me instale en la cama con los peques que mientras la fiebre lo permitía,podían deleitarse de un cuento o jugar al -veo veo-que después de descubrir todo lo que había en la habitación resultó aburrido.
Una de las diferencias que quiero destacar es la atención de los médicos en gral. aquí en Alemania son muy organizados y precavidos en la sala de espera,separando así a los niños muy infectados,me refiero a una gripe o varicela como cualquier enfermedad contagiosa.
Si tenemos una cita con un dr. a una hora predeterminada,tuve la suerte o de verdad es así en todo este país,de que son puntuales,tratan en lo posible de amenorar la espera,además los consultorios son bastantes amplios en la cual el médico no se permite perder ni un minuto de tiempo,para su comodidad y desde luego para la nuestra ya que él no necesita escribir nada, hoy en día sería absurdo por el avance informático.De todos modos ni siquiera él es quien lo maneja,es decir el médico entra te saluda muy cordial y formalmente y se ocupa solo del paciente,es la asistente quien va tomando nota y quien ayuda a adelantar la consulta,el médico termina después de un revisamiento y solo firma la receta y zas!! se acabó,sin tener la necesidad de que esa visita sea eterna.Y nada de pausas,me consta por lo menos con nuestro pedíatra que se desinfecta las manos y va directamente al otro consultorio donde ya le esperan los próximos pacientes y así sucesivamente hasta que llega su hora de pausa.Personalmente al comparar la atención con mi país u otros paíces donde de urgencia nos tocó visitar un Hospital o consultorio,no llega a ser como aqui,y aunque me cueste aceptarlo debo de reconocerlo.
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